lunes, 19 de noviembre de 2012

De nuevo

Decidido a dejarme caer de nuevo entre las tinieblas que atrapan todas y cada una de las letras que mis manos soltaron hace ya bastante tiempo, emprendiendo el camino que me lleva de nuevo a la perdición más absoluta, hundiendo mis manos en la ruina que rebolotea en el interior de este tarro, asi es, entonces, como comenzará de nuevo la huida...

De nuevo las hojas se dejan posar con una delicadeza que en ocasiones es lo suficientemente brusca como para abrir en ella pequeños orificios, por los que se cuelan los lamentos lastimeros del invernal viento y, con ellos, el aliento de las desaparecidas flores, cuya pérdida provoca a su vez la reclusión de alguna que otra abeja holgazana que, abrumada por el tedio de su actividad diaria prefiere morir apaciblemente en el reposo más absoluto.
Y entonces la pluma se suelta, y la tinta fluye, y me sigo enredando en tu pelo, y la perdición se hace vida, y la vida se me agota, y con ella yo...
La acera congelada me vuelca una y otra vez en la espesa calle arropada entre farolas, en cada espejo se desvanece tu rostro y la multitud te enguye, la estúpida multitud que no comprende la vida más allá de cuatro compras y tres caretas mal puestas, aquella que te encanta, la misma que me odia y me fustiga, me machaca y me juzga, me enferma y me repulsa. El norte ha perdido el sentido común, ha perdido su propio norte y con ello yo he vuelto a perderme, en el tumulto de emociones cadáver que se entrelazan y forman el nudo que se me hace en la garganta y que termina por hacerme daño, por hacerme perder la respiración, por hacerme perder la vida...