viernes, 24 de junio de 2011

¿Vives realmente?

Se alzó el viento en contra de la torpeza del conjunto de ramas y hojas que descansaban sobre aquella tierra húmeda y, delicadamente, bailó el césped por un instante. Sentimientos de la dulce primavera revoloteaban ahora presos de esa brisa veraniega cálida, en ocasiones asfixiante, que teñía aquellas pieles virgenes con un color rojizo intenso un tanto cómico pero, para mi gusto, un tanto estúpido.
Se cernía cierto halo de estupidez últimamente, cierto sentimiento de asco y repulsa que provocaba el vómito insalubre de mi propia verborrea, harto de gente insustancial que llenaba páginas de calendario, que provocaba la autodestrucción de mis días y la inmensa felicidad en la soledad de mis noches conmigo. Gracias a que sus volátiles pensamientos y sus imprecisas palabras estaban fuera de aquí, la cabeza del loco cada noche se deleitaba con el festival mágico de lo imposible, lo inconsciente, de los sueños. Estos no eran más que una serie de disparates que hacían más llevadera su estancia sobre el lecho, una serie de viajes encubridores de realidades de lo más absurdo, como la realidad misma, un conjunto de realidades de personas que, irrealmente, viven vidas que creen reales en una realidad realmente ficticia e irreal.

miércoles, 22 de junio de 2011

Rodillas y lágrimas...

Parecían ausentes, tímidos, débiles y cansados los ojos que veían mi vida, estaban hartos de ver la falsa felicidad y el profundo afán de protagonismo encontrado en las estrechas vías que recorrían algunas diminutas vidas ajenas que, sin ningún reparo, pararon en seco a los pies de aquella figura convertida en estatua. Inexpresiva, fría y rígida, fundida sobre aquella base de bronce andaba aquel alma perdida que ocupó mi caja en ciertos momentos fugaces, cuando el sol aun era sol y tu amargura pedía a gritos sus rayos...
Se alzaba yerta, impresionada ante el esperpéntico paisaje allí acontecido: personas se amaban falsamente, besos como puñales afilados atravesaban paredes macizas, amantes locos, torturados, felizmente falsificados, amor de juguete y plástico, cuerpos de adorno, hipocresía, el festival del amor barato, de mercadillo, donde las personas jugaban a ser objetos de moda y los sentimientos eran cosificados, envasados al vacío, mientras que la inteligencia dejaba paso a la competencia el sentido común firmaba su sentencia de muerte así como la razón, que brillaba por su ausencia, dejaba paso a una serie de desdichas y contradicciones, engaños y falsas reconciliaciones felices...
El putrefacto aroma subía rápidamente por la sesera de los seres queridos que, aquel alma hierática, guardó por siempre en su interior, en la fusión que esta tuvo conmigo hace unos días, meses o años...
Se hincaban las rodillas y las lágrimas, las ganas de vivir y aquel agua salada bañaron la plaza, cubriendo los corazones que no habían sobrevivido en aquella sobredosis de engaño y miedo, la palabra no se pronunció en ningún momento. Levemente con un movimiento casi divino se alzaron las manos encadenadas de aquellos seres, en un grito a la esperanza, en un grito salado para excluirse del sufrimiento de engañarse a uno mismo, de callar cuanto uno siente, de vivir en la burbuja ignorante del amor comercial por mero temor a la soledad, soledad que, caprichosa, elige a aquellos que se engañen y menosprecien con aquellos amores añiles, en que se encuentran congelados los sentimientos, si es que se encuentran de algún modo...

lunes, 20 de junio de 2011

Smile...

Le deje en la ventana, a la luz del radiante aro solar, cuyos rayos se proyectaban en las paredes de mi cuarto, era imposible poder contar cuantos intrusos se colaban en la visita matutina del alba a las sábanas que me arroparon hace unas horas, todo estaba al alcance de mi vista, todo claro, la luz penetraba en los objetos sacando una de sus cualidades que mas me gustan, el color, no más blanco y negro, días sin neblinas ni lluvias, con frío, pero de fácil resolución.
La sonrisa, que últimamente brillaba por su ausencia, no se despego de mi en ningún momento, aquella mañana, como las dos anteriores, no hacía falta ningún motivo para estarlo, pero lo estaba, si, feliz, al fin.
Recogí el corazón de la ventana, brillaba en tonos rojos, no creo que nadie pueda llegar a ver lo que yo vi aquella mañana, ese corazón que parecía muerto brillaba más que nunca, dejándote anonadado, hechizado al ritmo de sus contracciones que regaban de ternura la bonita estampa invernal tras la ventana.
Su mano rozó mi espalda levemente, sin llegar a distraerme de tan fantástico suceso y calló abducida en el hechizo cárnico que poseía entre mis manos. Besó mis labios en aquel instante, después de unos segundos una gran contracción del irracional músculo lo devolvió a su cavidad, listo para devolver la muestra de cariño a aquella dorada figura que amanecía junto a mi con brillos invernales, la cogí del talle, aparte el pelo de su cara, como de costumbre, pasando mi mano por la comisura de sus labios, me fui aproximando hasta que mis labios rozaron los suyos, de textura suave, como la pulpa de un melocotón, el tiempo ya no era primordial en aquel instante, estábamos allí, en mitad de lo que, hace unas horas, había sido la pista de baile de las estrellas y cometas que poblaron el cielo aquella noche, el beso fue eternamente corto, no hay medida de tiempo capaz de descifrar el transcurso de lo que aconteció aquella mañana, dos amantes aferrados el uno al otro veían el paso de la vida a través de las ventanas de sus cabezas que, cansadas de melancolía, buscaban un aliento de vida entre las cuatro paredes de la habitación del amor...

domingo, 19 de junio de 2011

Viejos sonidos celestiales...


Era un olor extraño, entre humedad y polvo, en penumbra mi mano no acertó a deslizarse por el interruptor que encendía la luz, era inexistente, de mis vaqueros saque un encendedor con el que encendí un par de velas que intuí sobre la mesa, la luz, irrumpió en la sala junto con la sorpresa de encontrarme semejante hallazgo.
Abrí la mampara que la cubría, levantándola con cuidado revise la aguja, aún en buenas condiciones. Mis nerviosos dedos, tras ser secados en mis tejanos, se apresuraron a encontrarse con la pulida superficie que se acontecía entre mis manos, al fin, salió a la luz, algo tan sencillo como impresionante, aquel vinilo conservaba su olor especial, nostálgico, como si se tratara de mi propia vida lo coloque con suma suavidad en el plato, baje la aguja...
Y un recital maravilloso cruzo de lado a lado mi cabeza, una vez más, entre chasquidos, volvía a sonar tu voz Jagger, tu guitarra Hendrix y para colmo apareciste tú señor Bonham con tu "Moby dick".
Rock n Roll

viernes, 17 de junio de 2011

Estalló..

Momento helado en la travesía de mis pupilas por el océano infinito del iris de tus ojos, en que se cuelan, con tonos anaranjados, las luciérnagas artificiales de la vida nocturna en la ciudad, entre nosotros se interpone una dulce barrera cárnica de textura suave y gélida. Los dorados cabellos que decoran la caja de tus ideas sobrevuelan el ambiente alborotadamente, acompañados del baile de mis manos entre ellos como un laberíntico juego de sensaciones que llenan los rincones acolchados del órgano incondicionalmente enganchado al roce de tus labios. Los dulces latigazos de tus frías manos producen el estallido de todas aquellas cosas que un día desaparecieron y regresan con la misma fuerza con que te aferras a mi con tu mano izquierda.
El juego de luciérnagas revolotea sobre las cabezas de estos dos sujetos, a los que, una vez más, el tiempo no les hace mella, los cuales se sienten tan unidos que sus latidos, acompasados en una misma frase, no llegan a distinguirlos. Y las explosiones internas se suceden y aquella pequeña parte del decorado sigue ardiendo apasionadamente, la figura central de una barroca composición a la luz de una farola, el sentimiento eterno hecho cuerpo y alma, las ilusiones de aquellos que perdieron la esperanza en algún foso perdido entre sus entrañas, las palabras que ni yo ni vosotros dijisteis jamás, los pétalos de la rosa de papel que un día me arrancó un corazón errante de algún lugar de mi superficie carnosa, las caprichosas decisiones del animal irracional, algunos llaman a esto amor...
Aquellos que no ven y, por lo tanto, no entienden, los que no sintieron esto nunca y hoy dan lecciones de como amar, el triste alba de los sentimientos exacerbados en aquellas tardes en las que el amor no era más que un juego al que nunca supe jugar, todo ello mientras las hojas de los árboles se enredaban en tu pelo y tus ojos se alejaban de mi a pasos agigantados, difuminando el horizonte que producían, siendo solo un espejismo, todo ello, fue tan mágico como artificial y hoy el sol brinda cada mañana por dejar aquello atrás y dibuja la sonrisa que ahora muestro ante el mundo.
La estampa aún no ha acabado, las dos figuras aún siguen en mitad de la atmósfera de humo, por fin estalla el mundo, por fin las almas equivocadas se unen en las calles que constituyen la ciudad de la esperanza y los errores, por fin, por fín amor...

domingo, 12 de junio de 2011

El niño y la gota de lluvia

En aquella nube, medio adormilada entre semejantes, se encontraba aquella gota de lluvia deseosa de hacer la actuación de su vida y descender cortante entre las ráfagas de viento, finalmente, tras varios días de ansiosa espera, surgió un choque que daría paso a un fuerte tirón y con él, la caída de su vida. 
En la superficie, una pequeña cabeza alzaba la vista mientras las nubes perturbaban el azul del cielo. Tanto aquella pequeña cabeza como la ansiosa gota en su momento de gloria no sabían que sus vidas se cruzarían en lo que dura un pestañeo.
La gota se colocó por delante de sus compañeras, el ansia alimentaba cada parte de sus ser hasta que, finalmente entró en contacto con la tez del niño, es entonces cuando se produjo un baile mágico. La gota comenzó rozando su mejilla a modo de beso leve hasta deslizarse por su cuello, lo cual hizo cosquillas al niño que encorvó su cuerpo hacia delante, corrió por el brazo, dibujando líneas curvas hasta llegar a sus manos donde verdaderamente aquella danza encontró su punto álgido, la mano del pequeño agitaba los dedos mientras la gota danzaba entre ellos. Para mirarla mejor el niño acercó la mano a su cara cuando, sorprendentemente la gota saltó a su boca y se introdujo en ella. Viviría eternamente en la inocencia de aquel alma, hidrataría la vida que el tiempo arrancaría a tiras pero que, aquella pequeña gota de lluvia haría  de cada tira de vida, la tira más feliz del mundo...


Dedicado a mi "gota", de la cual surgió la idea y con la cual quiero vivir cada tira que me quede... te amo.

sábado, 11 de junio de 2011

Y, entre esfuerzos, despertó...

La palabra quedo dormida mientras, posada en aquellos blanquecinos labios, soñaba con superar el horizonte de caminos sinuosos entre las oquedades auditivas. Iba despertando a modo de susurro leve que, junto con el olor a jazmín, acariciaba con suavidad la dulce brisa que brotaba desde la cúspide de un cabello alborotado en tu melena hasta lo más hondo de la disputa con el sol por la brillantez matutina.
Una vez despierta, salió a modo de proyectil contra mi pecho, el cual abrió sus puertas a modo de rendición. Se quedó dentro. Y desde entonces me encuentro inmerso en un mar de sentimientos, acompañado por una barca, de la que caigo todos los días, en la que finjo que no se nadar para que, junto con las olas, mi amor, recojas mi cuerpo mojado, mojado de lágrimas que solo tus manos saben secar...

viernes, 10 de junio de 2011

-¿Quién es? / -Es ella...

En la anterior intervención dije que estos escritos serían una sucesión de cachitos de mí, pues bien, empezamos por lo más profundo y evidente de toda persona, su vida.
Mi vida se encuentra en una sucesión de contrariedades, se encuentra entre piezas de marfil afinadas sobre un armazón de madera negruzca, entre unos ojos de un azul horizonte marino y los hilos dorados enredados en su blanca tez. Por otro lado, encontramos la máxima desolación, la de este loco desencantado con la vida, en cuyo paisaje no hay más que grises turbulentos que le asfixian, maltratando cada parte de sí, amedrantando las ganas de volver a reír, empapado en un mar de sal regado por lágrimas de cocodrilo en que (este loco) se ahoga, en que el desasosiego hace que deje de nadar para ahogarse en sus dudas y miedos, sin más sentimiento que resignación.
Las mariposas intentaron romper sus alas en los días en que el sol brillaba entre mis sesos con poco éxito, sus cuerpos nunca llegarán a tocar el suelo por mi culpa, ese sentimiento de culpa no desaparece, muchas de ellas desaparecieron por mí, mis dudas, mis jirones de amor. Soy culpable de mí mismo, mi poesía no rima ni queriendo y sus palabras no son precisamente dulces, no rezan a ningún amor o quizá si, es posible que te nombre cuando mi poesía necesite de algo bello, de algo precioso, de tí, mi amor.
La relación entre ambos "yos" siempre fue la de dos desconocidos que de vez en cuando entre los dedos de una mano ágil y un lapicero, se encontraban, en las noches donde el sueño no hacia mella en sus rostros y donde los ojos, traslúcidos, dejaban pasar atisbos de luz de luna, dejaban pasar las noches entre remordimientos e ideas desgraciadas.
Noches sin manos y con poca sesera se apoderaban de instantes tan mágicos como trágicos, donde ya no existía ese yo sin el tú.

Suelen ser tristes...

He llegado hoy aquí para escribir humildemente un pequeño gran puñado de palabras que, tras ser escogidas de esta caprichosa y afilada lengua, pueda dejar resbalar a través de vuestros pensamientos, de vuestras dudas más recónditas, con la misión de mostraros cachitos de mí, de mis tristes putas diarias...