domingo, 28 de septiembre de 2014

De milagro.

Hoy he salido a caminar bajo la lluvia, con la seguridad de aquel que no se moja. Con la inseguridad de aquel para el que las cosas bonitas que había en esta ciudad se han ido. Mientras, escribo una carta al cielo, le pido que descargue todo lo que tenga, que me moje hasta el tuétano, le explico que me lo merezco, que no me importa en absoluto la crueldad de sus actos.
Casi me atropellan a la llegada al ayuntamiento, ya no me ven, uno de otros tantos, de otros tontos, en los cuales me incluyo. Veo a chavales que lo intentan por un par de semanas con la chica de sus sueños, veo a las chicas de los sueños de muchos de ellos, me entristece la idea de que ya no estés.

Termino con el cielo y escribo una carta para él, a cada línea me sorprendo de lo bonita que me ha quedado. No tan sorprendido pienso en el escándalo que puede suponer entregársela, pero por una vez creo sinceramente que debo hacerlo, que él ha ganado.
Ya empapado, recorro la bahía, la mar está sospechosamente insípida y recuerdo un par de cervezas. Veo niños frustrados, cuyos planes ciclistas de domingo se ven truncados por la respuesta afirmativa que recibo desde arriba, los veo cargando con sus cascos de colores, resignados y agarrados a la mano de sus padres, que, inhumanamente, se alegran de tener que volver a casa y, envueltos en una especie de enfado, cargan con la bicicleta cargada de aventuras que no tendrán lugar hoy.
No sé muy bien hacia donde camino, ni se debería seguir caminando. Veo perros bonitos de esos que brincan y mueven su cola a pesar de todo, no puedo evitar sonreir a pesar de no comentarte en voz baja sobre lo bien que nos quedaría en nuestro paseo ficticio.
Por un momento me pregunto que será de la antigua casa de mis abuelos, de que podremos encontrar dentro el día que dejemos de comportarnos como idiotas y empecéis a escucharos los unos a los tros, me pregunto que será de todo aquello que ya no está, me pregunto por Madrid, por Galicia, por algún rincón perdido en Castilla, me pregunto el por qué de todo esto, de todo aquello, de lo que tuve y de lo que dicen que tuve.
No tengo banda sonora en este momento pero me encantaría escucharte reir, como hacías antes, me gustaría escuchar el sonido de tu ombligo a mis pequeños golpes con el dedo, me gustaría tanto que me estremezco.
Paro a comprarme un helado y me siento raro, ¿quién se come un helado un día de lluvia?, he elegido un sabor de esos que sabes que no me gustan, por probar, por un momento te ofrecería para que me enseñaras a disfrutarlo tanto como tú, por un momento lo hago y no está tan mal como lo pintaba. Te doy las gracias en bajito para que no suene a lo de siempre.
Asciendo rápido por el funicular y veo la aguatinta en la que se ha convertido hoy la ciudad, me gusta, huele tanto a casa, huele tanto a todo lo que había...
Toco la cima y me bajo. Continuo caminando. Estoy vivo. De milagro.

sábado, 12 de julio de 2014

Declaración de intenciones

Un coro que avanza tras de mí con la fuerza de un huracán obligado a permanecer dentro de una batidora encendida, unas voces tan feroces que sus aullidos, tan caprichosos y chirriantes, provocan una delicia sinfónica en aquellos no aptos para oír, que poseen la suerte de no descubrir semejantes absurdeces y viven ajenos al cutre circo  en que se ha convertido esta ciudad. Bañadas en oro las excelencias de cada casa, las grandes almendras del vulgo, pertrechados con sus mejores armas, ocultas tras sus galantes ropajes, vestidos para el gran baile de sus vidas, para su momento, para danzar al son de la ignorancia y la malicia, al son de la mentira y la traición. Vendidos al primer postor que pague bien sus falacias, mercenarios de lo ajeno, envidiosos de lo propio, se balancean como tristes monos en una liana a la espera del primer plátano que se los arrime, revolotean como moscas esperando una buena mierda en la que meter sus trompas, ojalá fuesen tan sutiles...
Hay latidos que no importan, mañanas sin compañía y muchas, pero que muchas, telenovelas que no han pasado ni de su capitulo piloto, hay manos con trabajo acumulado, algún que otro ojo vago y labios que no pasan ni del tercio de beso, pero todo eso no es más que paja. Están las letras, cada vez más preparadas para clavarse, algo tan perenne como firmar un pacto con el diablo en una hoja de alcornoque plantado en mitad de un cruce de caminos, afiladas como para atravesarte cien mil veces y otras cien mil a tu amig@.
Este tiempo en blanco no ha sido en vano y las palabras se han endurecido un poquito, tan pétreas y firmes que me pesan de más, no ha sido casualidad que estos textos vayan quedándose archivados y perduren, como pequeñas heridas sangrantes de lo que soy, sin vergüenza alguna de mostrarlas, si bien poco explicitas, pero efectivas al remitente, no es casualidad que te pille de vez en cuando leyéndome, porque al fin y al cabo, los que me conocen, que son muy pocos, saben que nunca me voy del todo, saben que a veces soy una versión antigua que no quiere actualizarse y vivir en el 2.0 de la vida en sociedad, pero saben también que por ellos puedo serlo unos segundos.
Os pido que no os calléis jamás, que me encanta ver como engrosáis y os alimentáis con alguna que otra andanza de mi propio personaje en esta novela de caballería de mercadillo, en la que cada cuatro días os empeñáis en manchar una página más con vuestra verborrea llana, capaz de convenceros de que ensalzaréis la vuestra propia en algún momento, viviendo en el error de los ineptos, ajenos a vuestra propia carencia. Seguid creando en vuestras historias este perfil de malvado de película de terror de serie B porque me encanta, he debido empeñarme en ser el malvado de película de terror de serie B más grandioso de todos los tiempos. Llamadme egoísta.


lunes, 9 de diciembre de 2013

Sueño

Un haz de luz naranja permitía que nuestra pasiones fuesen dos mandarinas flotando en un sueño perdido, que nuestros sueños fuesen canciones de cuna que durmieran la cruda realidad que nos precede, que nuestras manos, cual escopetas ciegas; no acertasen a disparar al corazón. La noche no hay noche que duerma sin enterrar antes un día ya muerto, en la calles, dos pies vuelan, desdibujando en los charcos, que parecen ríos, algún que otro rostro vacío, esperan encontrar tu nombre y sellar tu llamada con un beso, recorrer las mariposas con su olfato y perderse en ellas como Danny en aquel laberinto de arbustos, perseguido por lo salvaje y lo demente, al borde del delirio, al borde de tenerte.
Y de repente el otro lado de la cama no está vacío, y está tu pelo, y están tus ojos nacarados, y está tu vida, con la mía, a menos de 40 cm, y me quieres, y yo a ti, y mi sonrisa se dibuja cada mañana al recordar que todas las noches paso por tus pensamientos en algún momento y que la tuya se dibuja cuando te incendio los mofletes de ilusiones llenas. Respiro plenamente y entro, me toco el pelo y observo, ando un poco perdido, tan sólo tres palabras desconocidas que ni escucho consiguen frenarme, estoy en un infierno rodeado de almas corruptas que se agitan arritmicamente fruto del exceso de vicio, una presencia que me invade y me informa, dos ojos de desprecio y chulería, de adolescente de instituto, un pelo indestructible y mi canción favorita hecha carne, he llegado y ya estoy más que perdido. Me tiemblan los brazos, mil y una cabezas sin importancia y de repente TÚ.


Mi ojo dispara el gatillo y acierta de pleno, respiro, apenas he sido molestia, asciendo hasta el olimpo y me encuentro con tus curvas, las mismas que desbordan mis sentidos, no me has visto, pero el resto si, media mueca, mi sonrisa diaria, dudo de tu identidad y me freno, me alivia saber que eres tú, avanzo cauteloso, estoy cerca y te agarro del talle, sé que eres tú, es tú talle, y en el momento en que palpitas y retrocedes y me miras con tus ojos de noche, me despierto, y te encuentro ahí sin saber cómo, unas manos curtidas de torpeza, acertaron aquella noche.




martes, 2 de julio de 2013

¿Por qué...?

¿Por qué te empeñas en ser la sonrisa de mis días? ¿En ser esos ojos que me encantan? ¿Por qué apareces cada vez que me haces falta? ¿Cómo sabes que te necesito?  y,  ¿cómo sabes que es justo en ese momento? ¿Por qué tu olor es tan especial? Y, ¿ por qué tu pelo es el único dibujo que quiero ver todos y cada uno de los minutos que transcurren en un día? ¿Por qué apareces cada mañana como sol que desvela mi s sueños contigo? ¿Cómo es que me escuchas cuando hablo? ¿Cómo es que no escuchas que te quiero para mí? ¿Cómo es que no ves que cada acorde de mis canciones lleva tu nombre? ¿Por qué no las cantas conmigo? ¿Por qué me encanta que pierdas un minuto de tu vida escuchando mi inglés mal hablado? y ¿qué  me dices de mi mirada triste? ¿Por qué no puede aguantar la tuya? ¿Por qué miras tan fuerte que no  puedo aguantarlo? ¿Por qué me duele que me dejes unos segundos aunque sea para pedir una ronda más de lo que sea? ¿Por qué la pides con limón? ¿Por qué llevo pensando en ti todo este tiempo? y ¿cuánto tiempo llevo queriendo pensarte de esta forma? ¿Por qué no me atrevo a abrirme contigo? ¿Por qué me parece extraño todo esto? y ¿por qué no puede parecer que no lo es? ¿Por qué sigues llamándome? ¿Sabes que siempre voy a querer contestarte? y, ¿sabes también que a partir de hoy seré yo quien te llame? ¿Sabes también que siempre he querido hacerlo? Que, aunque no lo creas, ¿muchas veces he pensado hacerlo? ¿Qué recuerdo tu teléfono como si fuese la palma de mi mano? y, ¿que espero que ese teléfono llame todas y cada una de mis mañanas?¿Sabes que eres una de las vidas que más iluminan de las que he conocido?¿sabes que eres de las personas más fuertes que he conocido? y, ¿sabes que eso me encanta? Puede que suene raro pero, ¿sabes que me encantan tus ojos cuando lloras? ¿Sabes que me encanta el brillo que tu sonrisa proyecta en tus labios? y, ¿que cada vez que los usas me encantaría probarlos? ¿a qué saben tus besos?, dime también, ¿a qué sabe la carne que te forma? ¿Por qué me siento incapaz de probarla?  ¿Por qué tu voz no susurra mi oído? y, ¿por qué no te pido que lo haga? ¿Por qué no te pido que tu aliento alimente mis pulmones? y, ¿cuánto sería capaz de pagar por ello? ¿Por qué necesito de ti? ¿de tus abrazos que me ahogan? ¿Por qué me encanta rodear tu cintura con mis brazos?¿por qué quiero que tu piel sea lo más suave que toco en mi vida?¿por qué eres tan genial? ¿Por qué me haces tan genial? ¿Por qué eres tan preciosa? ¿Por qué no sabes verlo? ¿Cómo podre saber todas estas respuestas?¿por qué me pregunto todo esto?¿por qué eres tan especial?¿por qué…? ¿por qué…? ¿por qué…?

viernes, 3 de mayo de 2013

Sin sentido

Dime que no lo hicimos, si eso te hace feliz, que nunca nos perdimos, miénteme, pero dime algo, dime que me odias, al menos déjame oírte una vez más, que me olvidaste del todo y que dejaste de pagar el alquiler, dime que has abandonado, que te has perdido, dime que no vas a volver pero, por favor, sigue mintiendo, dime que te acuerdas, que deseas cruzarte conmigo y que eso es verdad, dime que te inventas excusas y que actúas sin pensar, te pido que me digas si has dejado el gas encendido, si te vas a suicidar, desmiéntelo, dime por qué apareces en mis sueños, por qué pareces tan feliz en ellos, dime que te ha hecho feliz, que te hace feliz, y dime también por qué nunca yo pude hacerlo, por favor, no me mientas, dime que sigues tocando, que has compuesto algo, cualquier cosa, dime que esto no es mentira, o que lo es, pero dime algo, desvélame donde has guardado mi vida, o si la tienes tú o no, dime si aún estas viva, o si tu vida ha vuelto a sentirse así, dime quién es él, y por qué no pude ser yo, aquí no mientas, o mejor, mienteme por favor, cuéntame tus mañanas, si en ellas sale el sol, dime quién no desayuna por quedarse en tu cama, dime que eso no te causa dolor y vuélveme a mentir, dime qué puedo hacer, o mejor, no me lo digas, animame y dime que ya no lloras, que la tristeza no se asoma por tu tez, y dime la verdad, no me mientas, dime que has sido capaz, que eres capaz, dime que eres fuerte y que puedes continuar, dime que estas preciosa y aquí es imposible que me mientas, dime que te importo para poder volverme a mentir, dime en qué has pensado, y cómo lo vas a decorar, dime que tienes un plan, y que éste no puede fallar, que todo te sale bien, no me mientas, dime una palabra, aunque sea una mentira, de verdad. 
Dime cómo te digo que no puedo más, te digo que esto es cierto, aunque lo puedas dudar, te digo también que lo siento, aunque no pueda servir de nada, que te echo de menos, y que no miento, de verdad, te digo que me arrepiento, que me costó mucho verte marchar, te digo que me cuesta tanto escribir esto como respirar, te confieso que te sigo llorando, que te sigo notando, que tengo ganas de verte, te prometo que no he venido a molestar, si es así, dímelo, y no me mientas por favor, te digo que quiero hacerte daño, y te miento, que quiero que me olvides, que te calles, y no es verdad, que me encantaste, que me encantas, que no te quiero soltar, pero también te digo que te puedes mudar, que puedes no decirme nada, pero dime antes que nunca me lo dirás, te digo que te amo, y que lo hago de verdad, que soy un desastre, pero eso ya lo sabes, te digo que he perdido, y que es lo máximo a lo que pude aspirar , te digo que la vida te puede matar, y que intentaré que no te ocurra, que quiero estar ahí, te digo que te he salido a buscar, no te he encontrado, pero también te digo que lo intente, te digo que cada noche me estremezco, pensando que puedo decirte, y al final no digo nada, como siempre...

Te felicito y te digo que lo siento, que lo siento de verdad.

viernes, 8 de febrero de 2013

Arritmia corta (Parte 2)

Mi aliento empaña el cristal que da lugar al interior del portal, mi sudadera, pesada y empapada, es el lastre que me toca llevar esta noche, uno de ellos. A tientas subo las escaleras que me sumergen de nuevo en lo real, esperando encontrarte en el rellano, tercer piso, puerta izquierda, mi mirada perdida no repara en dejarse llevar por los hologramas propios de esta noche, hologramas formados por las alargadas sombras que dibujan como puñaladas las figuras que me acusan, que me inundan con palabras que matan. Harto de esperar, el perchero del vestíbulo se lamenta en voz baja, ha decidido hacerlo hasta que encuentre una razón que lo lleve a frenar sus impulsos depresivos, que lo lleve a limar su astillado corazón, mientras, mi cuerpo se arrastra perdido en lo veraz, en lo palpable, en la densidad pegajosa de lo triste y lo gris, avanzando desde el vestíbulo a la habitación pasando por alguna que otra habitación anexa e irrelevante, hay cierto aroma cárnico en todo ello, como si de un tunel formado por la más pútrida casquería se tratase. Segunda puerta a la derecha, la luz del crepúsculo se cierne traicionera sobre las pálidas sábanas, que aguardan malos presagios entre los claroscuros propios de los pliegues, algo malo aguarda entre tan confortable y mágico lugar, me deshago de mis lastres, también de mi sudadera, pero solo por esta noche, no me gustaría pasar frío en más ocasiones posteriores a hoy.
Ya desnudo, mi cuerpo se deforma a merced de los estupefacientes, mis manos tiemblan y mi cuerpo suda hasta empapar gran parte del suelo de la habitación, como un hielo que se aferra a un clavo ardiendo, desorientado, confuso acerca de su condición uniformemente inestable.

Caigo muerto.

La cama se hunde victima de la pesada tristeza que me rodea, duermo, al fin.
Mi cabeza lanza una flecha atada a una cuerda que impacta en el muro de los sueños y se clava, poniendome en conexion directa con ellos, mi mismo cuerpo desnudo se convierte en el funambulista que, torpe, trata de conocer cada uno de los rincones del muro y, tonto de él, en el trayecto echa la vista a un lado y te ve, y tu no miras, y tu sonrisa huele al olvido que va cavando mi tumba, mi tumba que es tu cama, en tu misma cama, en la penumbra, este triste loco se acostumbra a apagar esa llama que ya ni te calienta, ni te quema , ni te alumbra...

lunes, 24 de diciembre de 2012

Arritmia corta. Parte 1.

No sueña, ha perdido un sinfín de oportunidades que ha materializado en autodestrucción, ha ido envenenándome por dentro llegando a los límites de lo cuerdo, donde la realidad se distorsiona y se me cuela entre las manos, como las lágrimas que os dedico. Fuentes saladas que me deshidratan y me hacen caer, que hacen que pierda algo de vida, que alimentan el sustrato triste que conforma mi delirio y que bañan el piso sobre el que se encuentra algún resto perdido de lo que fuí, no han hecho más que extraer mis días y convertirlos en este caos informe donde tus sueños son mis madrugadas y tus mañanas mis noches, donde tus madrugones son mis magdalenas, nuestros recuerdos, tus reproches, y para mí mis duermevelas, donde tu cama no conforta y mi almohada no me soporta, donde perdí esa esencia tonta y no me encuentro, y ni te importa...