Es dificil de explicar cómo en tan poco tiempo el sol salpimenta y salpica a los verdes campos que a este recondito lugar inundan. Nueve horas de insomnio han querido que esta noche no aparezca en las aceras de tu inconsciente, entre la farolas de tus sueños, a través de las calles de tu mente, en los taxis que me lleven sin rumbo a algún lugar inóspito de tu geografia interna. La voz que te nombra tiembla, muda de espanto, carente de sentido, desbordada de asfixia y sentimiento, de autodestruccion, de apocalipsis.
La desmembración de todas y cada una de las partículas que a mi ser conforman estará próxima cuando no quede de mi ni el más mínimo atisbo de aliento, eso lo tenemos claro, cuando el velero de nuestros días sea empujado por el ventoso tiempo al final rocoso que a todos nos aguarda, sólo en aquel entonces mis manos comenzarán a estar libres y, sólo en ese momento, nuestra personal primavera florida hará de nosotros algo más de lo que somos, algo más de cómo estamos, algo, en este tiempo, imposible para ambos...
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