No son más que palabras sueltas, más rotas que enteras, palabras que opinan. que se duelen a ellas mismas, entre grisáceas y añiles, con sabor amargo y esperanzador. Palabras que caen en barrena en las líneas expresivas, tratadas de una forma delicada a la vez que cruda entre dos manos que se desviven por soltarlas y verlas volar...
domingo, 22 de julio de 2012
Vergüenza
He perdido la mitad de mi tiempo, he gastado los segundos que el reloj de arena al que estoy anclado contenía en su interior, en algún rincón del mundo estará mi esperanza, espero que no esté muy lejos, he caído en la ignorancia al perderte por completo, también la dirección de tu esquina ha caído en el olvido, al igual que mi nombre, mi identidad, nuestro pasado, el buzón no recibe cartas con tu remite en el sobre, su bandera entra en depresión sumergida en la escasez de tu perfume y de tu carmín firmando al final de un te quiero, han perdido la ilusión, no les culpo. Hacía tanto tiempo desde el otoño que las hojas ya no se acordaban de caer, que mis palabras no dejaban caerse por aquí de esta forma, que no pasaba por aquí mi alma entera, mi pedazo, tu nombre, hacía tanto que mi mano no tocaba el hielo de tu puerta, que no quedaba helado esperando bajo el balcón a intuir íntimamente la luz de tus ojos acristalados, hacía tanto que la vida no me pesaba como ahora, hacía tanto que las mañanas no tenían tus soles, tanto que no respirábamos el mismo aire, hace tanto que no hablamos, hace tanto que no me miras, hace tanto de todo esto que los días se han cansado de mí, que mi yo al otro lado del espejo es tan cruel que, de alguna forma se exilia avergonzado de lo que he hecho con mi vida sin la tuya.
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