viernes, 14 de diciembre de 2012

Quizá...

Las hojas acolchan las penas que se desprenden de entre mis trapos, cada vez más abundantes, trapos que intentan tapar el frio invierno y alguna que otra intención desperdigada e imposible, que envuelven las ruinas andantes que me forman, que enmascaran una vida perdida.
Las cabezas hibernan en esta época del año, al igual que las almas, que pierden su identidad una vez más, que te han perdido una vez más. El miedo a la pérdida y la desilusión invaden de nuevo las luces nocturnas, decoradas de forma repulsiva, en la festividad de los falso, en el festival de gestos vacíos, de miradas envidiosas.
En cada espejo no hay reflejo que te guarde, no hay transporte que te acerque y, una vez más no estás aquí y dudo mucho que lo estés, yo mismo te he arrancado de mis entrañas.
Me asfixio, debo tomar aire.
No sé si lees esto, no sé si alguna vez lo leerás, quiza nunca sea demasiado bueno y, por ello, esto tampoco lo es, quiza tu eras mi vida, quiza yo nunca fui la tuya, quiza no te quiera, quiza sea mentira...

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