miércoles, 22 de junio de 2011

Rodillas y lágrimas...

Parecían ausentes, tímidos, débiles y cansados los ojos que veían mi vida, estaban hartos de ver la falsa felicidad y el profundo afán de protagonismo encontrado en las estrechas vías que recorrían algunas diminutas vidas ajenas que, sin ningún reparo, pararon en seco a los pies de aquella figura convertida en estatua. Inexpresiva, fría y rígida, fundida sobre aquella base de bronce andaba aquel alma perdida que ocupó mi caja en ciertos momentos fugaces, cuando el sol aun era sol y tu amargura pedía a gritos sus rayos...
Se alzaba yerta, impresionada ante el esperpéntico paisaje allí acontecido: personas se amaban falsamente, besos como puñales afilados atravesaban paredes macizas, amantes locos, torturados, felizmente falsificados, amor de juguete y plástico, cuerpos de adorno, hipocresía, el festival del amor barato, de mercadillo, donde las personas jugaban a ser objetos de moda y los sentimientos eran cosificados, envasados al vacío, mientras que la inteligencia dejaba paso a la competencia el sentido común firmaba su sentencia de muerte así como la razón, que brillaba por su ausencia, dejaba paso a una serie de desdichas y contradicciones, engaños y falsas reconciliaciones felices...
El putrefacto aroma subía rápidamente por la sesera de los seres queridos que, aquel alma hierática, guardó por siempre en su interior, en la fusión que esta tuvo conmigo hace unos días, meses o años...
Se hincaban las rodillas y las lágrimas, las ganas de vivir y aquel agua salada bañaron la plaza, cubriendo los corazones que no habían sobrevivido en aquella sobredosis de engaño y miedo, la palabra no se pronunció en ningún momento. Levemente con un movimiento casi divino se alzaron las manos encadenadas de aquellos seres, en un grito a la esperanza, en un grito salado para excluirse del sufrimiento de engañarse a uno mismo, de callar cuanto uno siente, de vivir en la burbuja ignorante del amor comercial por mero temor a la soledad, soledad que, caprichosa, elige a aquellos que se engañen y menosprecien con aquellos amores añiles, en que se encuentran congelados los sentimientos, si es que se encuentran de algún modo...

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