viernes, 24 de junio de 2011

¿Vives realmente?

Se alzó el viento en contra de la torpeza del conjunto de ramas y hojas que descansaban sobre aquella tierra húmeda y, delicadamente, bailó el césped por un instante. Sentimientos de la dulce primavera revoloteaban ahora presos de esa brisa veraniega cálida, en ocasiones asfixiante, que teñía aquellas pieles virgenes con un color rojizo intenso un tanto cómico pero, para mi gusto, un tanto estúpido.
Se cernía cierto halo de estupidez últimamente, cierto sentimiento de asco y repulsa que provocaba el vómito insalubre de mi propia verborrea, harto de gente insustancial que llenaba páginas de calendario, que provocaba la autodestrucción de mis días y la inmensa felicidad en la soledad de mis noches conmigo. Gracias a que sus volátiles pensamientos y sus imprecisas palabras estaban fuera de aquí, la cabeza del loco cada noche se deleitaba con el festival mágico de lo imposible, lo inconsciente, de los sueños. Estos no eran más que una serie de disparates que hacían más llevadera su estancia sobre el lecho, una serie de viajes encubridores de realidades de lo más absurdo, como la realidad misma, un conjunto de realidades de personas que, irrealmente, viven vidas que creen reales en una realidad realmente ficticia e irreal.

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